Las orquídeas, con su exquisita belleza, suelen percibirse como flores delicadas, y su cuidado puede ser motivo de incertidumbre y errores. En este artículo, te ofrecemos trucos para mantener las orquídeas en constante floración, abarcando desde el riego hasta su ubicación.
Si se cuidan adecuadamente, las orquídeas pueden durar años y ofrecer una gran cantidad de flores espléndidas. Siga estos consejos cuidadosamente seleccionados para garantizar que su orquídea se mantenga saludable y floreciente.
1. Maceta adecuada: Aunque las orquídeas suelen venderse en recipientes transparentes, no todas son adecuadas para este tipo de maceta. Las orquídeas terrestres, por ejemplo, prosperan en cerámica o cualquier otro material opaco. Las orquídeas epífitas, como la famosa Phalaenopsis, se benefician de recibir luz en sus raíces. Sin embargo, cualquier tipo de orquídea desarrollará raíces fuera de la maceta si no recibe la cantidad de luz necesaria.
2. Riego: Las orquídeas necesitan tener las raíces húmedas de forma constante, pero es fundamental no crear estancamiento hídrico. El riego debe realizarse mediante pulverización de agua sobre el sustrato (en el caso de las orquídeas terrestres) o mediante inmersión en agua durante unos 2 minutos, no más. Deje que la planta drene bien para evitar el encharcamiento.
Para determinar cuándo tu orquídea necesita agua, introduce el dedo en el sustrato para comprobar su nivel de humedad. Otro método es comprobar que las raíces tengan un color verde fresco. Si no están grisáceas, necesitan agua.
3. Floración: Para que la orquídea florezca de forma continua, cambia el sustrato una vez al año, manteniendo la misma maceta, ya que las orquídeas no crecen en tamaño. A medida que riegas la planta, el sustrato pierde nutrientes, por lo que es imprescindible cambiarlo. Aplica un fertilizante específico y elige un sustrato específico para orquídeas.
4. Truco para estimular la floración: Uno de los trucos más efectivos para estimular la floración de las orquídeas es exponerlas a un poco de frío. Durante los meses más fríos como febrero, marzo, octubre o noviembre, coloca la orquídea al aire libre en un balcón o terraza, evitando las heladas, la luz solar directa y las corrientes de aire frío. Mantén la orquídea al aire libre durante una semana. De esta manera, la planta percibe el cambio de estación y desencadena la floración.
Si las raíces ya están agotadas y la planta no ha florecido durante un año entero, prueba otro truco: añade una cucharadita de miel disuelta al agua que utilices para regar. Realiza esta operación como máximo una vez al año.
5. Trasplante: El trasplante es muy sencillo: se saca la planta de la maceta y se deja caer la corteza del pino. Se pulveriza un fungicida específico para orquídeas sobre las raíces y se utiliza un poco de sustrato para replantar la orquídea. Se continúa rellenando la maceta con sustrato, golpeándola suavemente para asentarla.
6. Poda: Cuando una espiga de orquídea deja de producir flores y entra en una capa de descomposición (se torna amarronada y comienza a secarse), córtela con tijeras esterilizadas. Para ayudar a que el corte sane, aplique un poco de canela en polvo.
Al incorporar estos trucos a su rutina de cuidado de las orquídeas, podrá disfrutar de una exhibición continua de flores y mantener estas hermosas flores prosperando durante muchos años.