Existe un truco sencillo para propagar el romero y garantizar un suministro continuo año tras año.
A menudo, durante nuestras comidas, realzamos el sabor de nuestros platos con hierbas aromáticas, añadiendo una deliciosa fragancia. Si bien hay varias opciones como perejil, tomillo, laurel y salvia, una de las más populares, especialmente cuando se combina con platos como pollo y patatas, es el romero.
Romero: características
Conocido científicamente como Salvia rosmarinus Schield, el romero prospera de forma natural en las regiones mediterráneas a lo largo de las costas del Tirreno y del Jónico. Ampliamente extendido por toda la península, se encuentra especialmente desde las costas del Adriático hasta Molise y la cercana región de Garda. Esta planta de hoja perenne, que crece aproximadamente entre 50 y 300 cm de altura, cuenta con hojas largas y persistentes que miden entre 2 y 3 cm y emiten un aroma distintivo y característico.
Un correcto mantenimiento pasa por exponer la planta a zonas soleadas y evitar lugares fríos, ya que no resiste la lluvia ni los duros climas invernales. Cuando se tiene en un balcón, se debe cultivar en tierra mezclada con arena.
Multiplicación del romero, ¿cómo se produce?
El romero se puede multiplicar mediante esquejes, implicando cortar un trozo de la planta madre y regenerarlo en el suelo para cultivar una nueva planta. Este método nos permite obtener más plantas de romero, multiplicándolas hasta el infinito sin necesidad de adquirir otras nuevas.
Las plantas que se originan a partir de esquejes maduran más rápidamente que las que provienen de semillas, ya que las plantas de romero tardan un tiempo considerable en germinar. Una planta de romero obtenida de un esqueje crecerá y alcanzará un tamaño utilizable apenas unos meses después de ser colocada en una maceta. Es importante destacar que la planta clonada será idéntica a la planta madre, poseyendo el mismo sabor, características, resistencia y aroma.
La técnica de cortar esquejes.
Para obtener resultados óptimos, es recomendable cortar los tallos jóvenes, verdes y frescos, que normalmente se encuentran en la base de la planta, evitando los más marrones y leñosos. Con unas tijeras afiladas, separe los tallos de al menos 10 cm de largo. Es mejor cortar más de uno si el elegido no está muy verde o no echa raíces.
Retire las agujas de romero de la parte inferior del tallo y colóquelas en agua caliente en un lugar cálido e iluminado por el sol. Cambia el agua cada dos días para evitar el deterioro de los esquejes. Después de 4 a 8 semanas, si los esquejes sobreviven, surgirán raíces en cada tallo.
Transplante los esquejes enraizados a una maceta más grande con tierra arenosa. Haz un agujero en el suelo, inserta el esqueje y expóngalo a la luz directa durante 6-8 horas al día. Una vez que alcance un tamaño aproximado de 15 centímetros, se podrá utilizar la planta. También se pueden tomar nuevos esquejes de esta planta, pero evite cosechar más de 1/3 de la planta, ya que crece lentamente. Si los esquejes se vuelven de color marrón y las agujas se desprenden con facilidad, indica que el esqueje no ha sobrevivido, y se debe tomar uno nuevo para multiplicar la planta de romero.