El noventa por ciento de los jardineros cometen errores sin saberlo al plantar ajo, lo que da como resultado cabezas más pequeñas. Si bien los bulbos más pequeños pueden no carecer de sabor, pueden resultar incómodos de manipular. Este debate no se centrará en la distinción entre las variedades de invierno y primavera, sino que se centrará en los factores que provocan que los bulbos de ajo sean de tamaño insuficiente, lo que reduce significativamente la producción general.

Selección del material de siembra:

La base para cultivar ajos robustos reside en la elección del material de plantación. Lo que se siembra determina lo que se cosecha. Sin embargo, no se trata solo de la calidad de los dientes individuales, sino también de varias consideraciones que se pasan por alto.

Origen del material de siembra:

Los bulbos de ajo destinados a la extracción de dientes deberían proceder idealmente de la misma región que el lugar de plantación. Incluso si la variedad se adapta bien al clima, lleva tiempo aclimatarse, lo que puede provocar que los bulbos sean demasiado pequeños en la primera temporada.

Selección de clavos:

Para la propagación del ajo de invierno, se prefieren los bulbos con cuatro dientes o menos. Seleccionar solo los segmentos de las hileras exteriores garantiza un material de plantación primaveral óptimo, ya que los dientes interiores suelen producir bulbos más pequeños, especialmente para la plantación primaveral.

Material de plantación refrescante:

Como la reproducción del ajo es vegetativa, la información genética se acumula con el tiempo, lo que hace necesario renovar periódicamente el material. Sin embargo, esto no implica intercambiar bulbos con los vecinos, sino que conservar los tallos florales para la recolección de bulbos facilita este proceso.

Ubicación de plantación:

Además de requerir un lugar abierto y soleado, el ajo necesita una rotación adecuada de cultivos. Replantarlo en el mismo lugar o después de cultivos relacionados, como la cebolla, puede impedir el crecimiento del bulbo.

Requisitos del suelo:

Un suelo ligero y fértil con un pH superior a 7 es ideal para el cultivo del ajo. La preparación de los lechos implica incorporar abono, arena y ceniza para garantizar condiciones óptimas de crecimiento.

Profundidad y espaciamiento de plantación:

Si bien el consenso es que se debe dejar una distancia de 8 cm entre los dientes, surge confusión con respecto a la profundidad de plantación. Esto varía según el tipo de suelo y si se utiliza arena adicional. El espaciamiento adecuado es crucial, ya que las variedades de primavera generalmente requieren una plantación más cercana que las variedades de invierno o las variedades grandes.

En resumen, evitar errores comunes en el cultivo del ajo, desde la selección del material de plantación adecuado hasta la comprensión de los requisitos del suelo y el espaciamiento, es esencial para lograr un crecimiento robusto del bulbo y maximizar los rendimientos.