Una taza al mes es suficiente para garantizar la floración durante todo el año, tanto de las flores como de las raíces. A medida que mayo despliega su esplendor con colores vibrantes, mantener un crecimiento exuberante y una floración continua requiere un cuidado diligente. Las orquídeas, famosas por su elegancia y fragancia, prosperan tanto en interiores como en exteriores, lo que las convierte en una opción popular para hogares y jardines.
Para fomentar la brotación abundante y la floración perpetua, se puede emplear un método sencillo pero eficaz. Comienza por conseguir una cebolla y extraer su cáscara, rica en nutrientes esenciales como calcio, potasio, fósforo y magnesio, con propiedades antioxidantes y antibacterianas ideales para el crecimiento de las orquídeas. Coloca las cáscaras de cebolla en un recipiente de vidrio y añade medio litro de agua hervida, dejando que se enfríe. En un recipiente aparte, infusiona cinco cucharadas de arroz con un litro de agua a temperatura ambiente, filtrando el agua de arroz resultante. Combina el agua de arroz con la solución de cáscara de cebolla, creando una mezcla rica en nutrientes para la fertilización de las orquídeas.
Antes de aplicar, humedezca las hojas y la tierra de la orquídea y espere treinta minutos para que las raíces estén listas, lo que se indicará mediante un tono verde. Aplique el fertilizante frotando suavemente las hojas con un algodón empapado en la solución, lo que mejora la resistencia de las hojas contra las plagas y proporciona vitaminas vitales. Alternativamente, rocíe la solución debajo y sobre las hojas una o dos veces al mes, lo que combate los hongos y los parásitos de manera efectiva. Verter la solución en la tierra del florero estimula aún más el crecimiento rápido, fortaleciendo tanto las hojas como las flores, lo que garantiza una exhibición floreciente de orquídeas durante todo el año.