Muchas plantas pasan por un período de letargo invernal durante el cual no producen nuevos brotes, flores o frutos. Este periodo viene determinado por las temperaturas mínimas u horas de sol disponibles. El limón es una excepción, ya que se considera una planta de “cuatro estaciones” que no tiene un verdadero período de inactividad.
Para el limón, incluso durante el invierno, es necesario regar cuando el suelo esté seco y fertilizar regularmente. Si el invierno es suave, la planta puede permanecer al aire libre y beneficiarse de las lluvias invernales. En zonas con inviernos duros, es mejor proteger la planta intentando mantenerla al sol.
Si una planta de limón ha sufrido durante el invierno por un riego insuficiente o por un frío intenso, es aconsejable podar las ramas dañadas para favorecer el crecimiento de nuevos brotes y hojas. Siempre es obligatorio retomar los riegos y aportar un abono específico para cítricos cada 15 días.
Una solución rápida en caso de limón con hojas arrugadas: un poco de atención para la planta de hoja perenne
Un problema de la planta del limón, aunque muy resistente, se caracteriza por sus hojas rizadas. ¿Sabías que es síntoma de que tu planta está enferma? Entendamos bien las diversas eventualidades.
Si las hojas caen abundantemente o presentan quemaduras y manchas por el frío invernal, es posible proteger la planta con un invernadero frío . Esta estructura cubierta por una lámina de PVC se puede colocar sobre la planta durante la noche para protegerla de las heladas.
Otra causa común de que las hojas se encrespen es la falta de agua. Asegúrese de regar el limonero con regularidad cuando la tierra esté seca. Debe ser profundo para asegurar que el agua llegue a las raíces. Una planta de limón puede sufrir por deficiencias de nutrientes como nitrógeno, fósforo o potasio.
Utiliza abonos específicos para cítricos para asegurar una correcta nutrición de la planta. Algunos insectos y plagas pueden atacar las hojas de limón y hacer que se enrollen. Es necesario comprobar cuidadosamente la planta para detectar signos de infestación y, si es necesario, utilizar remedios como aceite de neem o insecticidas naturales.
Las enfermedades fúngicas o bacterianas pueden afectar la salud de las hojas. En ese caso, es recomendable retirar las hojas infectadas y utilizar tratamientos fungicidas o antibacterianos para evitar que la enfermedad se extienda al resto del arbusto fuerte.
La exposición excesiva al calor o la luz solar directa también puede provocar estrés en las plantas y el posterior rizado de las hojas. El limón se adapta bien a todas las temperaturas pero es mejor que reciba la iluminación correcta.