Si hay algo que los amantes de las plantas agradecen especialmente es tener en casa una especie que no requiera demasiadas atenciones, que sea estéticamente bonita y que tenga un aspecto maravilloso. Es el caso de la falange , una planta muy resistente que posee numerosas cualidades.

La falange pertenece al género Chlorophytum , es originaria del sur de África y es extremadamente resistente, capaz de tolerar perfectamente incluso cambios bruscos de clima.

Esta planta tiene tallos largos y blanquecinos, adornados con pequeñas flores blancas, y mechones de hojas que también pueden servir como esquejes para poder propagar la falange y tener más de una planta.

Hay alrededor de 25 especies de falange y todas necesitan estar expuestas a la luz solar. Sin embargo, en épocas de calor extremo, lo mejor es resguardarlo en lugares con sombra.

Cómo curar la falange.

La falange tolera bien el invierno, siempre que la temperatura no baje de los 14°C. Lo mejor es colocar la planta en lugares ventilados pero sin corrientes de aire: por eso la planta se adapta bien a los espacios internos.

Los capullos de la falange parecen pequeñas flores blancas, que permanecen colgantes y están rodeadas de numerosas hojas verdes y blancas.

Riega la falange con moderación, evitando que el agua se estanque. Rocíe agua sobre sus hojas un par de veces al mes.

No es necesario podar las hojas de la falange, ya que se secan con facilidad. Retira las hojas secas para evitar que sean un foco de infección para la planta.

Fertilice cada dos semanas durante la primavera y el verano. En invierno, fertilizar una vez al mes.