La albahaca es una de las plantas aromáticas más populares en la cocina, ingrediente fundamental en muchas preparaciones de nuestra tradición culinaria. También tiene muchas propiedades curativas.

Solemos comprar albahaca en el supermercado, quizá nos llevamos a casa alguna planta o la compramos ya envasada. Sin embargo, pocas personas saben que reproducir albahaca en casa es realmente muy sencillo, y nos permite tener una planta sana y frondosa.

El método más común para cultivar albahaca es a partir de sus semillas, sin embargo es posible reproducir una planta sana a través de esquejes, es decir, ramas sanas que crecen desde el tallo principal de la planta.

Para comenzar, corte un esqueje o rama del tallo principal. Lo ideal es que la rama mida unos 10 centímetros de largo.

Retire las hojas de la parte inferior de la rama y luego colóquela en un vaso de agua limpia. Colócala en un rincón templado, luminoso, pero protegido de la exposición directa al sol.

Al cabo de unos días, por la parte de la rama sumergida en agua surgirán las primeras raíces.

Es importante cambiar el agua con frecuencia, al menos cada dos días, para evitar la formación de microorganismos nocivos.

Puedes acelerar el enraizamiento de la albahaca agregando un buen agente de enraizamiento natural, como el que se prepara con lentejas germinadas.

Una vez que las raíces hayan crecido, puedes quitar la rama de albahaca que ahora se ha convertido en planta y cultivarla en la tierra. Protege la planta de albahaca del sol al menos durante la primera semana. La albahaca es una planta que necesita mucho tiempo para adaptarse a nuevas condiciones de luz o temperatura.