Esta planta requiere mucha luz y sobre todo un grado de humedad muy alto. De hecho, el nivel de humedad óptimo para el crecimiento y desarrollo de la orquídea ronda el 70%. Precisamente por eso, cuando esta planta se encuentra en un ambiente doméstico donde también hay radiadores, el aire seco puede hacer que la planta se debilite hasta caer sus cogollos.

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Muy a menudo, cuando no existen situaciones óptimas para el crecimiento de la planta, la propia planta implementa un mecanismo de autodefensa, sacrificando parte de sus cogollos para completar una floración óptima con los cogollos restantes.

La exposición a la luz y el correcto riego de la orquídea son factores sumamente importantes para su desarrollo . Además de esto, puede suceder que la planta también sea atacada por diversos parásitos, en particular por la sedosa cochinilla que, alimentándose de la savia del tallo y de las yemas, hace que la hoja se ponga amarilla hasta que las yemas caen.

También existen otros parásitos « peligrosos » que logran atacar a esta planta como, por ejemplo, las arañas rojas. Estos son parte de la familia de los ácaros y tienen un color rojo tradicional. Son muy pequeños y, por tanto, no visibles a simple vista. ¿Pero cómo notar la infestación?

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Cuando ya está en un estado avanzado, se desarrolla en las hojas una pátina plateada que no es otra cosa que la característica telaraña que desarrollan las arañas rojas. Para resolver este grado de infestación es muy útil un producto completamente natural que pueda utilizarse como acaricida (aceite de neem y aceite blanco).