Las mandarinas, estos pequeños cítricos que caben en la palma de la mano, son conocidas por su delicioso y excelente sabor. Este alimento es un importante refuerzo para la salud porque contiene vitaminas, especialmente vitamina C. La buena noticia es que puedes cultivarlas tú mismo fácilmente. Es decir sin pesticidas nocivos, pero siguiendo unas sencillas reglas. He aquí cómo hacerlo.
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En primer lugar debemos recordar lo valioso que es este alimento para fortalecer nuestro sistema inmunológico y que nuestro organismo se beneficia de un suministro real de agua. Veamos juntos cómo proceder para disfrutar de tus propias mandarinas.
Preparando el semillero
Puedes utilizar semillas que hayas lavado previamente, pero también puedes comprarlas. Para la maceta, intenta buscar una de tamaño mediano con un orificio de drenaje (ten en cuenta que es posible cultivar una gran cantidad de verduras en macetas).
Pon unas cuantas piedras en el fondo de la maceta y luego un poco de arena. Este relleno permite una mejor circulación del aire.
A continuación, prepare su suelo rico en humus. Considere componentes como perlita, turba o compost.
Riega tu suelo y espera hasta que haya alcanzado un nivel de humedad adecuado. Tenga cuidado para evitar el encharcamiento.
Plante con cuidado algunas semillas en la tierra y luego cúbralas con tierra para macetas. Un espesor de un centímetro es suficiente.
Mandarin 1
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Aplica film plástico transparente a tu maceta para retener la humedad (también puedes colocar la maceta en una bolsa de plástico). El proceso de germinación será aún más rápido.
Asegúrese de colocar la olla en un lugar cálido. Para evitar la luz solar, coloque la maceta en un lugar donde la temperatura sea lo suficientemente alta.
Añade un poco de agua periódicamente. El objetivo es que la tierra nunca esté seca, pero tampoco empapada. Espere unos 20 días antes de ver los primeros brotes.
Cuando veas los primeros brotes, puedes quitar el film transparente y colocar la maceta en un lugar luminoso. No se trata de exponerlo al sol.
Durante los meses de primavera y cosecha, deberás agregar abono a la planta tres veces al mes. Prefiere un fertilizante líquido bien concentrado en zinc, magnesio y hierro.
Estos son los pasos. Con el tiempo, verás un árbol que irá creciendo poco a poco. Se volverá más firme y tendrá un hermoso follaje. En este caso, tendrás que proporcionarle un contenedor más grande en el que puedas trasladarlo.
Continuarás haciendo lo mismo a medida que tu árbol crezca en tamaño y altura. Ten en cuenta, eso sí, que necesita un cierto nivel de humedad dependiendo de su tamaño. Además, si vives en un ambiente lo suficientemente cálido, puedes cultivar tu árbol directamente en tu jardín.