Después de preparar las cebollas para hacer una salsa o como parte de la preparación de una receta, siempre tenemos la mala costumbre de tirar la piel a la basura. Sin embargo, es una auténtica mina de oro para las plantas, porque las cáscaras contienen propiedades inflamatorias, inmunoestimulantes y regenerativas. A continuación se explica cómo aprovechar las virtudes de este residuo ecológico para el mantenimiento del huerto.
Echa las pieles de cebolla a las plantas y tu huerto te lo agradecerá.
La piel de cebolla no sólo proporciona nutrientes esenciales para el crecimiento saludable de las plantas, sino que también actúa como fungicida natural . Para acelerar y favorecer la liberación de los componentes, sería mejor preparar una decocción a base de piel de cebolla.
A título informativo, estos residuos ecológicos contienen caroteno, vitamina B, ácido nicotínico y fitoncidas . Estas sustancias contribuyen al buen crecimiento de tomates y pepinos. Para potenciar el crecimiento de los tomates, prepara esta solución:
- Vierta agua en una cacerola y agregue la piel de la cebolla;
- Hervir unos minutos y dejar enfriar en un lugar fresco durante 2 días;
- Diluir utilizando una dosis de una parte de solución por 3 partes de agua;
- Vierte todo en la base de la tomatera .
En el caso de los pepinos, basta con regar cada metro cuadrado con 3 litros del producto. También puedes rociarlo sobre las hojas para prevenir enfermedades fúngicas.
Mantener plantas decorativas con decocción de cáscara de cebolla.
Hervir la piel de cebolla en 8 litros de agua, favoreciendo una cantidad de piel que pueda contener una botella de agua de 1 litro. Luego vierte la solución en un tanque y macera por un día. Riega el suelo en una proporción de 1:5 con agua.
Para combatir el ataque de plagas de insectos, basta con hervir un cubo de cáscara de cebolla en 2 cubos de agua, añadiendo unos trozos de jabón hortícola . Filtra la solución y rocía el líquido sobre las plantas infestadas una vez por semana.