Si a ti también te gustan las orquídeas , seguro que habrás comprado una, o la habrás recibido como regalo, y habrás presenciado impotente la pérdida de sus maravillosas flores . Las orquídeas son tan hermosas como difíciles de cuidar, pero ¿cómo logran los floristas tener orquídeas que estén siempre en flor?
En realidad no existe un truco concreto, ni una fórmula mágica, sino un conjunto de cuidados y precauciones fundamentales para tener una planta sana y, en consecuencia, llena de flores .
Como premisas generales, debemos tener en cuenta que, por lo general, las orquídeas no aceptan la exposición directa a la luz solar. Tampoco se adaptan bien al aire libre, especialmente en lugares sujetos a temperaturas que pueden bajar de los 15°C y superar los 30°C, y en ambientes demasiado secos.
También es importante saber que las orquídeas florecen en primavera, después del período de descanso invernal. Si tenemos una orquídea sin flores durante el invierno, toca esperar. Si compramos una planta que floreció durante el invierno, lo seguro es que procede de un invernadero con condiciones artificiales y que, por tanto, el entorno del hogar se resentirá.
En cualquier caso, si tenemos una orquídea sin flores y queremos hacerla florecer , debemos seguir las precauciones que sugerimos a continuación.
1. Encuentra un lugar bien iluminado
A la mayoría de las orquídeas les encantan los rincones iluminados, pero sin sol directo. Cuanta más luz ambiental, más probabilidades habrá de que florezcan durante el siguiente período activo. El lugar ideal es cerca de una ventana.
2. Mantenga la humedad adecuada del sustrato
Las orquídeas generalmente se comercializan con un sustrato de corteza de pino, ya que sus raíces necesitan un excelente drenaje y una mínima posibilidad de encharcamiento. Son plantas forestales tropicales, parásitas, que crecen en los árboles y viven de la humedad ambiental. Necesitan mucha humedad pero no un sustrato mojado.
Durante el invierno conviene regar poco, pero si el clima es seco y si tenemos la calefacción encendida conviene hacerlo con mayor frecuencia (nunca más de una vez por semana).
Mirar el recipiente a contraluz, si aún se ve la humedad del sustrato no se debe regar. Si por el contrario está seco añadiremos agua, siempre destilada.
En lugares muy secos lo mejor es poner un humidificador, o rociar agua sobre las hojas de la orquídea todos los días. También es bueno evitar colocar la planta en lugares demasiado húmedos, como baños muy concurridos.
3. Fertilice con frecuencia
La floración de la orquídea requiere de un abono específico para este tipo de plantas, que podemos encontrar en comercios especializados. Sin fertilizante, es poco probable que florezca. Suele comercializarse en forma líquida, para añadir al agua de riego.
Las orquídeas que provienen de invernaderos ya están abonadas abundantemente, pero al cabo de unos meses debemos ser nosotros quienes empecemos a cuidarlas utilizando también un abono.
4. Asegurar un contraste de temperatura adecuado
Para florecer, las orquídeas necesitan un excelente contraste de temperaturas en las semanas previas a la llegada de la primavera. Habitualmente este contraste ronda los 10°C entre la mínima nocturna y la máxima diurna, respetando siempre los límites de 15°C y 30°C.
Para obtener la temperatura correcta, también puedes trasladar la planta dentro de las 24 horas siguientes de un lugar más cálido a uno más fresco.