Las hojas de olivo se utilizaban en el Antiguo Egipto para tratar numerosas afecciones de salud, proporcionar energía, reducir la presión arterial y proteger el sistema cardiovascular. La mayoría de los beneficios de las hojas de olivo se deben a la oleuropeína, sustancia que también aporta a las aceitunas su sabor típico.
El extracto de hoja de olivo es una rica fuente de oleuropeína y se vende en muchos herbolarios. En el siglo XIX, estas hojas se usaban para reducir la fiebre y, unas décadas más tarde, se usaban para tratar la malaria.
Con grandes propiedades antibacterianas, el extracto de hoja de olivo se ha utilizado a lo largo de la historia para tratar diversas afecciones: cándida, meningitis, neumonía, gripe, herpes, malaria, fatiga crónica, infecciones del tracto urinario y del oído.
Las aceitunas, que forman parte de la dieta mediterránea, contienen la misma sustancia que aporta a las hojas de este árbol la mayor parte de sus beneficios.
Puedes encontrar extracto de hoja de olivo en forma de comprimidos o aceite. Si vives cerca de olivos, puedes preparar una infusión colocando unas cuantas hojas sin tratar en una taza de agua hirviendo.