¡Disfrutar de una planta de albahaca es una bendición, y no debemos dejar que nuestra planta se marchite!
El nombre de esta hierba aromática común y familiar en realidad se deriva de un término griego elaborado, ⁇ apolítico y AOL. Basileus, que significa REY. De hecho, reina sobre la mesa mediterránea como un soberano amado y honrado. Transforma nuestros platos en obras maestras con su aroma acogedor e intoxicante: los platos de pasta se vuelven más sabrosos y se combinan bien con cualquier plato, incluso dejando su huella en los postres, como el codiciado helado de limón.
Mantenerlo saludable y floreciente puede parecer una obligación, casi un deber moral, ¡pero no es tan fácil!
Una vez en casa, parece sufrir, eventualmente volviéndose amarillo o gris. Una dificultad tanto para la albahaca como para nosotros, que somos testigos impotentes de su declive.
Entonces, recurrimos a comprarlo en forma de polvo, pero sin duda, ¡su sabor no es tan intenso!
Sin embargo, algunas reglas simples pueden evitar que la maldición de la albahaca le suceda. ¡Sigue nuestros consejos de cerca, y siempre disfrutarás de hojas frescas y fragantes, perfectas para cualquier receta!
La Bendición de la Albahaca: Cómo Mantener Viva Su Planta de Albahaca
Lo primero que debemos hacer cuando compramos una planta de albahaca es retirarla del recipiente de plástico en el que generalmente se vende y transferirla a una nueva maceta de terracota. Antes de la maceta, coloque una capa de arcilla en el fondo; ayudará a drenar el exceso de agua que podría causar la pudrición prematura de la raíz.
Donat sobre el agua: toque el suelo y asegúrese de que permanezca constantemente húmedo.
Si está demasiado húmedo, puede pudrirse, y si está demasiado seco, se volverá amarillo. Fertilizar espolvoreando finamente cáscaras de huevo en polvo; de esta manera, la planta puede absorber todos los nutrientes necesarios y fortalecerse.
Tenga muy en cuenta dónde lo coloca: si está en el interior, colóquelo en un área brillante pero no directamente bajo la luz del sol. Lo mismo se aplica a las macetas que quedan afuera, en el jardín o en el balcón, así como en el huerto. Los rayos del sol podrían “burn” las hojas. Elija un lugar bien iluminado pero sombreado, nunca excesivamente ventoso.
Nota: Si nota alguna floración, retírelos, ya que podrían agotar la planta de nutrientes y alterar el sabor de su planta aromática.