La menta es una planta perenne que crece en todas partes de Italia y se utiliza desde la antigüedad tanto en la cocina como en la medicina tradicional .

Esta planta curativa es rica en vitamina A, C, B6, folato, betacaroteno, riboflavina y tiamina. También contiene minerales como potasio, calcio, manganeso, hierro y magnesio.

El hierro de la menta nos ayuda a apoyar las enzimas en el metabolismo celular y la síntesis de hemoglobina. El potasio, por otro lado, es un componente importante de los fluidos celulares y ayuda a controlar la frecuencia cardíaca y la presión arterial.

El manganeso es un antioxidante que ayuda a aumentar las defensas y proteger las células. Los antioxidantes y flavonoides de la menta tienen propiedades depurativas y antioxidantes.

Consumir infusión de menta puede ayudar a aliviar los problemas digestivos relajando los músculos del estómago y reduciendo la aparición de síntomas como náuseas y cólicos. El consumo de menta también ayuda a curar el dolor de garganta, el dolor de muelas, los calambres y la artritis.