Considerada una planta sagrada desde la antigüedad , el muérdago es un arbusto semiparásito originario de las zonas boscosas de América y Europa. Vive entrelazado con otros árboles, como el espino, el álamo, el manzano o el roble de los que extrae savia para alimentarse. La tradición le atribuye propiedades terapéuticas, en particular para el tratamiento de la hipertensión. Este arbusto está formado por tallos largos y hojas oblongas con bayas de color blanco lechoso, de consistencia gelatinosa.
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Esta planta milenaria es uno de los símbolos navideños por excelencia, y las costumbres ligadas a ella son numerosas y muy arraigadas en nuestra tradición. Sin embargo, a menudo se ignora la razón por la que este arbusto se ha convertido en una planta muy querida por la Navidad y los amantes. El muérdago siempre ha sido considerado un arbusto muy especial; los mitos y leyendas que se han contado encierran un aura de misterio pero también muchas verdades.
La extraordinaria leyenda de un arbusto sagrado con propiedades prodigiosas
En la época de los celtas, los Drudes o sacerdotes de la cultura celta atribuían a esta planta una infinidad de propiedades curativas; lo utilizaban habitualmente para elaborar infusiones y pócimas contra todas las enfermedades. Hoy en día, las investigaciones científicas han confirmado una serie de principios activos eficaces contra algunas patologías. Por ejemplo, uno de sus principales usos es prevenir la hipertensión arterial, ya que sus propiedades hipotensoras regulan todo el sistema cardiovascular.
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Otra acción terapéutica del muérdago es calmar los dolores de la artritis u otros dolores reumáticos gracias a sus características antiinflamatorias; también actúa como calmante y reduce las palpitaciones por estrés o ansiedad. Alivia los trastornos gastrointestinales y a menudo se recomienda como remedio antidiarreico natural. Esta prodigiosa planta también se utiliza como terapia paliativa en el tratamiento de tumores , ya que contiene algunas sustancias que inhiben y bloquean la proliferación de las células tumorales. Para las mujeres está indicado en caso de irregularidades del ciclo menstrual, gracias a sus propiedades hemostáticas.
Pero ¿alguna vez te has preguntado de dónde viene la tradicional leyenda del beso bajo el muérdago? Al igual que el árbol de Navidad, la mitología en torno al muérdago tiene sus raíces en la cultura celta. De hecho, esta planta sagrada era considerada la favorita de Freya, la diosa del amor y la familia, además de esposa de Odín, padre de los dioses. Cuenta la leyenda que Freya tuvo dos hijos: Balder y Loki; El primero, generoso y amado por todos, pronto pasó a ser odiado por el dios del engaño Loki. Habiendo descubierto las intenciones de su malvado hijo, Freya recurrió a todas las fuerzas de la naturaleza para proteger a Balder de la furia de Loki.
Sin embargo, la diosa no recurrió al muérdago, una planta que no pertenece ni al cielo ni a la tierra; Loki al descubrir esta carencia involuntaria entrelazó las ramas de este arbusto creando una flecha con la que atravesó el corazón de su hermano. Desesperados por la muerte de su amado Balder, el cielo y la tierra intentaron devolverlo a la vida, pero todos los intentos fueron en vano. Freya lloró desesperadamente todo su dolor sobre el cuerpo de su hijo, cuando de repente sus lágrimas al contacto con la madera de muérdago se transformaron en bayas blancas y el cuerpo de Balder volvió a la vida. A partir de ese día, en señal de agradecimiento, Freya besaba a todos los que pasaban bajo la planta del muérdago, bendiciéndolos con paz y amor.
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Esto explica por qué nos besamos bajo el muérdago. Durante siglos se creyó que la protección de la diosa recaía sobre todos aquellos que se besaban bajo este arbusto. Simbólicamente, el muérdago representa la fuerza del amor capaz de superar la misma muerte ; un escapismo romántico del amor que no se trata sólo de amantes, sino también del profundo vínculo familiar.