Los amantes de la jardinería se han preguntado muchas veces qué abono es el más adecuado para tratar sus plantas. Los fertilizantes son verdaderamente una dimensión muy amplia, pero un factor representa una certeza: los mejores son siempre los naturales.
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Los fertilizantes naturales son sin duda la mejor opción porque no dañan el medio ambiente, no son perjudiciales para la salud humana y, sin duda, son mucho más baratos. Muchas veces podemos prepararlos con ingredientes que tenemos en casa o con algunos restos. Uno de ellos es el más utilizado por generaciones de jardineros para fortalecer hortalizas y verduras: las sales de Epsom.
Ricas en minerales, las sales de Epsom ayudan a que nuestras plantas crezcan con vigor
El uso de sales de Epsom es un método antiguo utilizado por expertos jardineros. Un secreto transmitido desde hace siglos, que al parecer aporta beneficios al tratamiento de nuestras plantas. Las sales de Epsom toman su nombre del lugar donde fueron descubiertas, Epsom, un pueblo de Inglaterra.
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Son minerales naturales de sulfato de magnesio , y podemos encontrarlos en cartón y envasados tanto en herbolarios como en tiendas de alimentación. Su uso no se limita sólo a la jardinería, sino que se suelen utilizar como relajante muscular o como laxantes.
Las sales de Epsom contienen sulfato de magnesio hidratado y su composición tiene propiedades nutricionales fundamentales para el crecimiento vigoroso de las plantas. El magnesio, a excepción de la lechuga y las espinacas, es una propiedad crucial para el desarrollo de las plantas. Una deficiencia excesiva de magnesio puede provocar síntomas como el enrollamiento de las hojas y una ralentización progresiva del crecimiento.
Son el fertilizante ideal para las flores, especialmente las rosas , pero también muestran excelentes resultados para el tratamiento de algunas hortalizas como tomates y pimientos . Su uso es realmente muy sencillo, siendo entre otras cosas solubles en agua, pero sobre todo económico. Veamos qué necesitas: una cucharadita de sal de Epsom, unos cuatro litros de agua y una regadera.
Todo lo que necesitas hacer es disolver las sales en el agua y empezar a regar las plantas; Para que el tratamiento sea efectivo es necesario repetirlo al menos una vez al mes. De esta forma notarás inmediatamente pequeñas mejoras ; por ejemplo, una mejor floración de la planta, un color más verde y una planta más exuberante.
Sin embargo, hay que hacer una pequeña consideración crítica con respecto a la eficacia de las sales de Epsom. De hecho, varios investigadores nunca han quedado especialmente impresionados por los resultados obtenidos con este tratamiento. De hecho, algunos lo desaconsejan, repudiando por completo esta antigua teoría. Sin embargo, muchos jardineros siguen argumentando exactamente lo contrario.
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En general, el magnesio contenido en las sales de Epsom desempeña un papel importante en el fortalecimiento de las paredes celulares de las plantas. Ayuda a la germinación de las semillas en la fotosíntesis y a la formación de frutos y semillas. Por este motivo muchas personas utilizan sales como fertilizante en el momento de la siembra, aunque la eficacia depende exclusivamente de la composición del suelo .