El limón es una de las frutas más populares en nuestras cocinas . Su súper ductilidad lo hace útil para muchas recetas, además su jugo contiene propiedades beneficiosas para nuestro organismo muy importantes, desde vitamina C hasta propiedades antioxidantes. Un buen zumo de naranja y limón recién exprimido es una panacea para el bienestar del organismo.
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Cultivar una planta de limón , por todos los motivos indicados anteriormente, supone una comodidad tanto por su uso como por un ahorro económico real. Además, su embriagador aroma siempre es un placer para embriagar el ambiente hogareño. Cuidarlo no es complicado pero hay que seguir algunos pasos importantes.
Sin embargo, cuidar una planta de limón no es muy complejo…
El limonero es una planta frutal perteneciente al género Citrus, originaria del sudeste asiático, pero se cultiva con éxito en todas las zonas con un clima caracterizado por inviernos suaves y veranos calurosos. El árbol limino es una especie que produce su fruto dos veces al año ; de hecho, la primera floración se produce en el período de noviembre a mayo, la segunda entre agosto y septiembre.
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Cuidar una planta de limón no es muy complejo sin embargo hay algunos pasos que son esenciales para asegurar un crecimiento saludable. El limón en maceta no necesita mucha atención, pero hay que hacer algunos pasos con cuidado . Los riegos no deben ser demasiado frecuentes, recuerda que es una planta que ama los climas cálidos y por eso está acostumbrada a soportar altas temperaturas.
En cuanto a la fertilización, si quieres unos resultados óptimos, te recomendamos productos ecológicos específicos para cítricos, claramente con determinadas propiedades nutricionales. Durante el invierno, tenga cuidado de colocar la planta en un ambiente resguardado pero lleno de luz, esta operación se suele realizar desde noviembre hasta finales de marzo.
Con la llegada de la primavera, observa con atención las ramas de la planta, y acorta las que tocan el suelo. Luego poda las que se ramifiquen del tallo de la planta y las que hayan mostrado un crecimiento excesivo: retíralas con un corte limpio realizado en el punto de donde se ramifican.
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Por último, poda aquellas que hayan crecido hacia el centro del follaje, para dejar pasar el aire. Este truco te permitirá prevenir la posible aparición de parásitos perjudiciales para la salud de la planta.