Sumergir cinco dientes de ajo en un frasco lleno de agua ha ganado popularidad entre muchas personas.

Para mantener las funciones corporales óptimas, uno puede recurrir al notable remedio del ajo. A medida que las temperaturas se elevan por encima de los 30 grados Celsius, nuestros cuerpos pueden experimentar fatiga y agotamiento. Mientras que algunos recurren a varios suplementos para revitalizarse, varios alimentos básicos de cocina sirven como potentes elixires para nuestro bienestar. Entre estos, se destaca el ajo, un ingrediente ubicuo conocido por mejorar los sabores en los platos.

Garlic cuenta con numerosos beneficios más allá de su utilidad culinaria. Su aroma distintivo, atribuido a los alicinoides, encapsula la mayoría de sus propiedades terapéuticas. Actuando como un agente antibacteriano, antiviral y antimicótico sobresaliente, el ajo combate eficazmente las infecciones. Además, promueve una mejor circulación sanguínea, reduce la presión arterial y los niveles de colesterol, y mitiga el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

La población tibetana con frecuencia aprovecha el ajo con fines medicinales, elaborando un remedio tradicional centrado en este versátil vegetal. Esta preparación implica moler 311 gramos de raíces de ajo en polvo, luego cocinarlas hasta que el agua se evapore. Posteriormente, se incorpora mantequilla de yak (unos 600 gramos), junto con cereales, dejados fermentar durante tres semanas en un frasco. Después de la refrigeración, la solución se consume veinte minutos antes de las comidas para obtener la máxima eficacia.

Rico en antioxidantes y propiedades antiinflamatorias, este remedio ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares cuando se consume correctamente. Refuerza el sistema inmunológico, previniendo infecciones con sus acciones antibacterianas y antivirales. Además, mejora el tránsito gastrointestinal y la digestión, alivia el estrés y fomenta un estado de ánimo positivo.