A continuación te damos 6 consejos para tener tomates enormes, resistentes y generosos en el huerto . Efectivamente, no hay nada más delicioso que los tomates frescos y naturales que nos hemos encargado de cultivar en nuestro huerto. Pero no podrá arreglárselas sin estas recomendaciones.
Elige sabiamente la ubicación
El tomate es una de las hortalizas muy sensibles al ataque de parásitos. Si notas tomates con marcas marrones , entonces es culpa de un agente fúngico llamado tizón tardío que afecta la calidad del tomate tanto en términos de sabor como de apariencia externa. Por tanto, se recomienda cambiar la ubicación de su planta de tomate o modificar completamente el suelo.
¿Qué hacer con los tomates grandes?
Se recomienda encarecidamente proporcionar un buen soporte a las plántulas tan pronto como se coloquen en macetas o se planten. Así se garantiza un hermoso crecimiento. Si no se hace esto, entonces es recomendable ponerse manos a la obra para asegurar su crecimiento. Además, esta es una práctica que facilita el trasplante.
Uno de los 6 consejos para plantas resistentes y generosas: la importancia de la profundidad del hoyo
Debes tener en cuenta que a las raíces de tus tomates no les debe faltar espacio . De hecho, cuando están floreciendo, pueden expandirse bien y recibir todos los micronutrientes esenciales. Es aconsejable sembrar profundamente para evitar la falta de agua. De hecho, el suelo profundo es garantía de humedad.
Por tanto, es aconsejable hacer un agujero de al menos 20 cm de profundidad . Y no te preocupes si has enterrado algunas hojas, ya que sacarán nuevas raíces y más savia.
¿Cómo hacer abono casero?
Se recomienda añadir las cáscaras de unos huevos o la ralladura de una cebolla e incluso dos cucharadas de café molido a modo de abono casero . Todo lo que tienes que hacer es dejarlos caer en el agujero.
Usar mantillo orgánico
Para cultivar tomates grandes y exuberantes, no descuides el mantillo . Este último consiste en utilizar materia orgánica para envolver el suelo que bordea las raíces . Es una práctica que previene las malas hierbas así como la evaporación del agua estancada.
Se recomienda cubrir con abono, hojas secas, hierba, pero también mantillo de paja de 10 cm de diámetro.
Realizar podas periódicas.
A lo largo del crecimiento podar incidiendo en la parte baja para favorecer el contacto con el sol. Además, su tamaño permite regar bien y prevenir ataques de insectos y parásitos. También es recomendable poner una cucharadita rasa de aceite de neem en las raíces. Este aceite ayuda a hidratar y aportar suficientes vitaminas y minerales a la planta, a la vez que controla pulgones y cochinillas.