Como todas las plantas de la naturaleza, la orquídea también es capaz de hablar y expresar su estado de bienestar o malestar, a través de sus elementos. De hecho , las flores, raíces y hojas pueden decirnos mucho sobre la planta. Precisamente estos últimos, cuando aparecen agrietados , están enviando una fuerte señal, una auténtica señal de alarma. ¿Qué hacer ante una situación así? Es posible que ya se hayan cometido algunos errores, pero aún se pueden remediar.
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Las hojas largas y verdes de nuestra orquídea son su fuente de supervivencia. De hecho, a través de ellos, la planta es capaz de almacenar toda la energía necesaria y respirar. Aunque se encuentra entre las plantas más queridas y apreciadas, la orquídea también se encuentra entre las amigas verdes más delicadas. Un error muy pequeño es suficiente para hacer que su sistema caiga en picada. Sin embargo, ella sabe expresar su malestar y darnos tiempo para remediarlo. A continuación se explica cómo actuar en el caso específico de las hojas partidas.
Orquídea en apuros: cómo cuidar las hojas
Cuidar una planta significa saber observarla con atención. De hecho, en cuanto las hojas empiezan a partirse, debemos intentar actuar para evitar lo peor. La escisión es un síntoma claro de un sufrimiento dictado por diferentes factores o errores que, en el futuro, es mejor no repetir.
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- Poca o demasiada agua . El riego es vital para la planta. Si esta está deshidratada, las hojas tienden a arrugarse y partirse. Asimismo, si se ha regado con demasiada frecuencia, las hojas ya no pueden absorber agua, se pudren y se parten. ¿Qué hacer entonces? Regar la cantidad adecuada y de la forma adecuada es sinónimo de supervivencia para la planta. La regla general es regar la planta una vez por semana en verano y cada dos semanas durante el invierno. El método más eficaz es siempre el de lavabo .
- Luz directa . Exponer la planta directamente al sol supone evaporar toda su humedad en muy poco tiempo y condenarla a la muerte. De hecho, la planta tenderá a secarse y, peor aún, a quemarse. Las hojas inmediatamente mostrarán su malestar a través de las grietas. ¿Qué hacer? Colocar la planta en un lugar luminoso pero con luz filtrada es fundamental.
- Estrés térmico . La orquídea vive bien en el interior de las casas pero, al cambiar de posición, podría verse sometida a estrés térmico y esto le provocaría daños. Teniendo en cuenta las reglas de la luz, trasladar la planta a un lugar que tenga más o menos la misma temperatura es fundamental.
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Muy poca atención es suficiente para garantizar que la orquídea pueda vivir mejor y más tiempo. Sus signos de sufrimiento se manifiestan claramente y conviene actuar con prontitud para tratarla y remediar los errores.